El polietileno posee una excelente resistencia a los agentes químicos y a los golpes, y resulta económico.

Material polivalente por excelencia y de bajo coste, el polietileno representa un tercio de la producción total de materias sintéticas. Cada año, las empresas producen varios millones de toneladas de PE. No es de extrañar, sabiendo que la mitad de los embalajes de plástico se fabrican con este material. Este entusiasmo se debe al hecho de que, gracias a su sencilla estructura química, es un material perfectamente adaptado al reciclaje: desde los puntos de vista ecológico y económico, es un producto ideal. Distinguimos 2 tipos de PE:

  • Polietileno de baja densidad (PEBD):

    Con una densidad inferior a la del agua, el PEBD es muy maleable e ideal para la fabricación de productos flexibles. Químicamente neutro, no desprende ningún sabor ni olor, siendo así un material adecuado para los sectores agroalimentario y cosmético. Aunque es muy resistente, el PEBD se recicla fácilmente.

    Utilización: toldos, recipientes flexibles (botellas, tubos de crema…), film alimentario, juguetes, bolsas (congelación, basura…)

  • Polietileno de alta densidad (PEAD):

    Su densidad superior a la del agua hace del PEAD un material ideal para la fabricación de objetos de plástico rígidos. Es resistente a muchos agentes químicos, al gas, y puede meterse en el microondas.

    Utilización: cajas alimentarias (de tipo Tupperware), bidones domésticos, botellas, barriles…